Quien haya tenido la suerte de poder disfrutar del paso de las esculturas de Salzillo por las calles de Murcia en la mañana del Viernes Santo sabe bien que la música es un elemento más de los que conforman la procesión. Sin las bandas de música, pero sobre todo, sin las “burlas”, sería impensable poder imaginar esta procesión. Esta tradición hunde sus raíces en los orígenes de la propia cofradía.
En la procesión del año 1670 se unieron a las bocinas y tambores ya usuales en las procesiones un clarín (trompeta), al que se le pagarían 12 reales. Desde la organización de la procesión sé así por potenciar la teatralidad de la procesión.
Esta búsqueda de la teatralidad tenía que ver con el mandato del concilio de Trento sobre la educación religiosa. Combatir al protestantismo con la catequesis por todos los medios posibles, como por ejemplo otros elementos para-teatrales, como los armados, vestidos de romanos.
Escucha las locuciones
Para saber más:
Martínez, R. A. S. (2020). La procesión de Viernes Santo en Murcia en el siglo XVII: teatralidad y concomitancias con la fiesta del Corpus Christi. Murgetana, (142), 9-18.
Montojo, V. M. (1996). Formación de la procesión barroca murciana de Nuestro Padre Jesús: Adscripción gremial y reorganización escénica en las cofradías de Murcia, Cartagena y Mazarrón (SS. XVII-XVIII). Murgetana, (92), 45-59.
de los Reyes, A. (2018). La Murcia de Carlos III. Murgetana, (139), 23-58.